Estoy de Viaje, espero les guste este relato que realicé para Adictos a la Escritura
Nombre:
Todas tus mentiras. Autora: Kassfinol
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—Suéltenme
de una buena vez— gritó Tania desesperada. Ella se encontraba amarrada en una silla de manos y pies, con los ojos vendados. No percibía
ningún olor, tampoco escuchaba nada, solo sentía que la temperatura estaba algo
fría, mientras chapaleaba
en el agua con sus pies descalzos. Sabía que solo llevaba puesta la ropa
interior, situación que ponía su corazón
en desenfreno pues se encontraba ahí contra su voluntad. Llevaba horas
gritando, pero desistió al sentirse cansada. Mientras respiraba audiblemente
por el esfuerzo, hizo silencio al notar que su sed se incrementaba, debía
guardar fuerza y estar atenta por si alguien venía por ella.
El
miedo de Tania se incrementó aun más, al recordar que en la ciudad habían
muerto nueve mujeres amordazadas y estas habían sido encontradas desnudas a lo
largo de dos meses. Aterrada por la situación se dispuso a gritar nuevamente,
pero no pudo pues escuchó la voz que
estaba segura conocía.
—
Hasta que al fin dejaste de gritar… ¿Qué te pasa Tania? ¿Este juego no te gusta
acaso? Pensé que te gustaría ¿Así es que tú acostumbras a jugar o no?
—
Santiago ¿eres tú?— pregunta Tania asombrada del hecho de que el mejor amigo de
su esposo la tuviera en estas circunstancias— Hazme el maldito favor… ¡suéltame
y sácame de aquí!— Tania no entendía nada de lo que estaba pasando, así que
continuó gritándole— ¿Acaso estás loco?
¿Qué crees que pensará Renzo de todo esto que estás haciendo?
Todo
el miedo que sentía Tania se convirtió instantáneamente en molestia, al darse
cuenta de la mala broma que le estaba jugando el hijo de puta de Santiago. El
hecho de que él la asustará de esta manera, era inaudito para ella. Él
acostumbraba a hacer bromas pesadas, pero jamás hasta estos límites.
—
¿Acaso tengo que preocuparme por tus preguntas? Renzo es un tonto que no está
al tanto de tus cochinadas, de esa doble vida que llevas… ¡Yo no creo que
precisamente hoy se inquiete porque llegues tarde!— el tono irónico de Santiago
le provocó un escalofrió en la columna vertebral a Tania.
Ella
empezó a moverse fuertemente en la silla, con la esperanza de poder soltarse.
Pero acabó cayendo a un lado, golpeándose fuertemente el rostro. Santiago solo
la miró con media sonrisa en la cara, negando con la cabeza con aires de
satisfacción.
—¿Cómo sabes tú que tengo una doble vida? ¿Tienes pruebas de eso? — al
pronunciar las preguntas Tania se dio cuenta que estaba aceptando las
insinuaciones de Santiago. Desafortunadamente no se le hacía fácil intentar soltarse
y mantener su mentira inteligentemente. Su ira se incrementó y le dijo en
susurros llenos de ironía— Eres un gran hijo de puta, un metido ¿Por qué mejor
no te buscas una mujer? Te doy un consejo… enfoca tu vida en la tuya y deja de
meterte en la de los demás... ¿Acaso te gusta Renzo? ¡Quédatelo pero déjame en
paz!
Santiago
muy sonriente se arrodilló para tenerla cerca. Ella no sabía lo que le esperaba,
él estaba realmente excitado por toda la situación. Si Tania pudiera verlo, se
daría cuenta que la erección de Santiago era prominente.
—No
hago, ni haré eso que me pides, porque sinceramente a mí me gusta esto— el susurro de Santiago fue acompañado por el
profundo corte que le hizo a Tania, con una afilada daga entre la rodilla y su
tobillo, recorriendo así todo el muslo… haciendo que la sangre se desbordara
alrededor del cuerpo de una Tania petrificada por el dolor. Los gritos de la
increíble sensación dolorosa retumbaron por todo el lugar.
—
Eso… si… así es que me gusta… vamos… grita mucho más… ¡Vamos grita más fuerte!—
dijo Santiago mientras hundía de nuevo el arma cortante a lo largo del vientre
de una Tania agonizante.
Los
espasmos de su cuerpo se veían notoriamente, estaba claro que la pérdida de
sangre y el frío de la habitación no era
una buena combinación.
—Auxilio…
que alguien me ayude— dijo Tania moviéndose en su propia sangre.
Santiago
la abrazó para poder quitarle la venda que cubría sus ojos.
—
Mírame, quiero que sepas quién realmente soy… soy el asesino. Ese del que
hablábamos hace unos días… nadie se ha dado cuenta de quién en realidad soy…
debes estar contenta de enterarte… pues la verdad siempre trae felicidad ¿o no
es así?
—
Suéltame, te lo suplico— las lágrimas de Tania empezaron a correr por su
rostro, lavando un poco su ensangrentada
mejilla.
—
No. No lo haré, me encargo de asesinar a mentirosas como tú.
—
Pero… si tú… eres… eres otro mentiroso… un asesino— Tania vomitó sangre ante el
evidente esfuerzo que hizo al hablar. Ella estaba segura que este sería el
último minuto de su vida. Pues ya no sentía gran parte de
su cuerpo.
—
Tienes razón amada Tania, soy tan mentiroso como tú… la mentira mata… la
diferencia es que esta vez… la muerta serás tú.
Fin
Está muy bueno el relato, muy bien relacionado con el título. Me gustaría que revisaras eso de que al principio decía que estaba amordazada y luego hablaba. No creo que se pueda. Fuera de eso, está muy bien logrado y muy misterioso. Me gustó mcuho.
ResponderEliminarUps ¡no me di cuenta de ese detalle! =S jajaja amordazar es impedir que alguien hable o escriba jejeje ¡Gracias! de verdad, ¡Que bueno que te haya gustado!
ResponderEliminarListo... Ya lo arregle jejeje =D
muy bueno, nada más alejado a lo que pude haber imaginado y eso me alegra mucho mas aun.
ResponderEliminarGracias por haberle puesto una historia mi título, sé que nunca resulta fácil escribir bajo esa presión pero lo resolviste perfectamente
te dejo un beso
Te atreviste a un tema bastante oscuro. ¡Qué bueno! Saludos.
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