Dichoso el que resiste la tentación porque, al salir aprobado, recibirá la corona de la vida que Dios ha prometido a quienes lo aman. |Santiago 1:12| A Mikayla Durant poco y nada le importaban esos pasajes bíblicos. Era una buena mujer sin duda alguna, pero a su manera… más espiritual que religiosa. Llegó a Bar Harbor huyendo de su pasado y se encontró con un presente que le gustaba. De a poco fue recibida en la pequeña comunidad como una más y fue ganándose el corazón de sus miembros. Sobre todo, de uno en especial. Bruce Hagerty era un pilar en la comunidad, dueño de una fábrica de plásticos que daba trabajo a la mitad de la población. Un honorable viudo con tres hijos a quien todos respetaban. Pero había más en él que solo un hombre con mucha visión, era un líder. Y paradójicamente, para él liderar significaba «servir». Servir de una forma muy especial. La atracción entre ellos era evidente y palpable. Pero… eran tan diferentes como el día y la noche. Dicen que
Libros, libros y más libros.