Mi nombre es Elisabeth Ortega, soy fotógrafa profesional y gorda de nacimiento. Hoy en día, para hacerlo más bonito, nos llaman chicas curvy, pero soy realista; dentro de esta sociedad soy gorda, sin embargo, realmente lo que tengo más gordo son el culo y las tetas. Me considero una chica sexy, rompedora, aunque me ha costado mucho llegar a quererme tal y como soy. No siempre fui atrevida, al contrario, me preocupaba demasiado por mi aspecto, y llegué a hacer cosas de las que me arrepiento y cuento en este Diario de una FatGirl. Dejé de creer en el amor. Para mí, los hombres eran de usar y tirar, porque, sí —por mucho que os alucine—, las gordas también follamos. Todavía hay a hombres a los que las curvas les pierden, y ahí es donde entra Patrick —o Patricio para los amigos—. Era un capullo, alguien que sabía que no me convenía y con el que daba por hecho que no podría tener un futuro, pero estaba demasiado bueno para que mis hormonas no reaccionaran ante su presencia y sus ojazo...
Libros, libros y más libros.