Cuando el dragón asesinó al príncipe se sintió tan satisfecho que cayó de nuevo en un profundo sueño, pero ahora la princesa estaba otra vez sola, sin su hombre y sin su dragón... Y así estuvo por un largo tiempo, en una agobiante soledad interna y externa; había entrado de nuevo en su propio infierno.
Tenía que empezar de nuevo, debía esperar a otro hombre que se sintiera digno de ella.
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