—¿Confías en mí, Marcela? —Sí. —Entonces quiero que te quites toda la ropa. Yo te miraré mientras lo haces. Pestañeé confundida. ¿Cómo me pedía eso? Le había contado el origen de mi trauma y apuntaba directamente allí. —Por qué?—pregunté con los ojos llenos de lágrimas. —Porque quiero que de tu mente desaparezca el sentimiento de vergüenza y humillación asociado a tu desnudez. Quiero que cada vez que recuerdes el estar así de expuesta, pienses en mí. Quiero que te excite mostrármelo todo por tu propia voluntad, que pierdas el pudor, la cordura, y los límites. Quiero que lejos de sentirte vulnerable te sientas poderosa, porque con ese cuerpo que tienes puedes hacer que cualquiera caiga de rodillas a tus pies… Cuando la aeromoza Marcela Urioste decide calmar sus demonios internos jugando a la dominatriz, no imaginaba que el extralimitarse le iba a costar tan caro. Sin embargo, el penoso incidente termina resultando ventajoso pues la lleva directo a los brazos de un...
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